Sí, sí, sé que poner títulos a las secciones puede que no sea lo mío, pero qué demonios, poner títulos es una de las cosas que más odio en la vida. Veamos, si has entrado aquí supongo que es porque quieres saber quién está detrás de todo esto.
Bueno, ahora podría tirarme el rollo y decir que somos un gran equipo de gente especializada en diferentes ámbitos y blablabla, pero no voy a perder el tiempo inventándome algo y no te lo voy a hacer perder a ti.
Mi nombre es Fernando Llor, soy guionista y escritor, profesor y de vez en cuando me verás organizando algún evento de cómic. Mi vida transcurre entre escribir, enseñar a gente a escribir y hacer un montón de cosas relacionadas con el cómic. De todo ello te hablo en Escribiendo Cómics, pásate a echar un vistazo si quieres.
Mi relación con los videojuegos viene de lejos. Empecé a jugar en una Atari a la que no le sacamos demasiado partido porque enseguida entró en casa una Master System II y allí mi hermano y yo le dimos bastante caña al Alex Kidd, al Sonic, a algún Shinobi y poco más porque al año siguiente conseguimos que nos regalasen una Super Nintendo.
Aquello no era solo una consola, era un acontecimiento social. Mi casa se convirtió en una especie de salón recreativo al que venían vecinos de cuatro en cuatro a hacer sesiones maratonianas de Street Fighter y de NBA Jam.
Después llegó el PC, primero un 486 y poco después un Pentium II con mi primera conexión a internet. Y de ahí al cielo. Tuve consolas portátiles, consolas de sobremesa, ordenadores… ya sabes.
Hoy en día tengo un Xbox Series S, una ROG Ally, una Retroid Pocket Flip 2, una Anbernic RG35XXSP, una Super Pocket de Evercade Capcom Edition, una MagicX 40, una Retroid Classic y una Retroid Mini con pantalla dual. Eso es con lo que más juego pero también conservo mi DS y mi 2DS y, por desgracia, me deshice de un montón de cosas más.
En mi lista de tareas diarias incluyo «Videojuegos» para jugar al menos una vez al día. Lo consigo fácil porque desayuno viciando al Marvel Snap, pero si puedo siempre saco un rato para alguna otra cosa.
Además de jugando disfruto muchísimo cacharreando, configurando, desmontando y volviendo a montar en lo que yo llamo «mis proyectos de ciencias». No suele haber verano o navidades en los que no me embarque en alguno.